jueves, 14 de marzo de 2019

PEDIATRIA

La pediatría es la especialidad médica que estudia al niño y sus enfermedades. El término procede del griego paidos (niño) e iatrea (curación),[1]​ pero su contenido es mucho mayor que la curación de las enfermedades de los niños, ya que la pediatría estudia tanto al niño sano como al enfermo.

Cronológicamente, la pediatría abarca desde el nacimiento hasta que el niño llegue a la adolescencia, hasta los 18 años. Dentro de ella se distinguen varios periodos: recién nacido (0-6 días), neonato (7-29 días), lactante (lactante menor; 1-12 meses de vida, lactante mayor; 1-2 años), preescolar (2-5 años), escolar (6-12 años), pre-adolescente (10-12 años) y adolescente (12-18 años).[2]
La puericultura es una de las especialidades de la medicina. Significa «cuidado de los niños» y viene del latín puer/pueris (el niño/del niño) y cultura, «cultivo»; o sea, el arte de la crianza.[3]​ La odontopediatría es la rama de la odontología que estudia las afecciones de la dentición, y también de la boca asimilándolo a la estomatología, en los niños. La tendencia actual es fundir todas estas acepciones en un único término, pediatría.
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La pediatría es la rama de la medicina que se especializa en la salud y las enfermedades de los niños. Se trata de una especialidad médica que se centra en los pacientes desde el momento del nacimiento hasta la adolescencia, sin que exista un límite preciso que determine el final de su validez. 

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el siglo XIX, la pediatría se convirtió en una rama científica.
Francia y Alemania fueron los primeros países en desarrollar los conocimientos y servicios pediátricos modernos. Los hospitales infantiles no tardaron en esparcirse por Europa y Estados Unidos, antes de extenderse hacia otras regiones del mundo.
Cabe mencionar que existen diversas ramas dentro de la pediatría, tales como la odontopediatría, que se encarga del estudio de afecciones de los dientes, así como de la boca desde un punto de vista estomatológico. A pesar de dichas distinciones, en la actualidad se pretende aunarlas en la pediatría, convirtiéndola en el único destino de quienes buscan cuidar la salud de sus hijos.





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Los pediatras proporcionan atención médica a niños menores de 18 años y también a algunos adultos con enfermedades pediátricas. El trabajo como pediatra puede ser una carrera muy gratificante, pero también requiere una gran cantidad de capacitación, educación y resistencia tanto física como emocional. Lee el presente artículo para saber cómo empezar.
1

Obtén un diploma de escuela secundaria o aprueba un examen que te otorgue un título equivalente.[1] Este es el primer paso en el camino para convertirte en médico. Las clases de biología, física y química te prepararán para el tipo de cursos que estudiarás en la facultad de medicina. Tu desempeño en este tipo de cursos será un buen indicador para saber si la medicina es tu campo.
  • Si no te gustan los cursos de ciencias como biología y química, y sientes que debes esforzarte por mantenerte al día con las clases, considera la posibilidad de contratar la ayuda de un profesor particular. Si sigues teniendo problemas, incluso con la ayuda de un profesor, entonces deberás reconsiderar estudiar medicina y explorar otros intereses.
  • Sacar buenas calificaciones en la secundaria será importante si quieres postular a la universidad. Las calificaciones del segundo y tercer año son particularmente importantes. Asegúrate de hacer las tareas a tiempo, de estudiar para exámenes y pruebas, y mantenerte al día con la lectura.
2

Gradúate de la universidad. Postula a varias universidades y elige la más prestigiosa, ya que esto aumentará tus posibilidades de ingresar a una facultad de medicina.[2] Muchos estudiantes que cursan medicina también consideran estudiar en el extranjero. Si bien es recomendable, no necesariamente tienes que graduarte fuera de tu país.
  • Los niveles exigidos en química, física, biología general y cálculo pueden variar de universidad a universidad, por ello debes averiguar bien entre las diferentes opciones y prepararte bien.
  • Aumenta tus posibilidades de ser aceptado en una facultad de medicina como voluntario o trabaja en un ambiente que se ocupe de la salud pública. Trabaja como voluntario en un hospital, asilo o trabaja en una farmacia.[3]
3

Toma la prueba de admisión de tu universidad. Este tipo de pruebas varía según la universidad y el país, pero muchas veces es una prueba de opción múltiple, que es un requisito para ingresar a la facultad de medicina. Los temas tratados en la prueba incluyen ciencias físicas, ciencias biológicas y razonamiento verbal.[4]
  • Prepárate para el examen comprando un manual oficial, toma exámenes de práctica, contrata un profesor particular o toma una clase de preparación
4

Termina la facultad de medicina. La mayoría de los programas académicos médicos duran entre 5 y 7 años. Durante los primeros años, se estudian temas más amplios como fisiología, química, anatomía humana y farmacología.[6] Durante los últimos años, tendrás que definir tu enfoque a un campo especializado, incluyendo medicina familiar, medicina interna y pediatría.[7]
  • Las tasas anuales promedio en una universidad particular son muy elevadas dependiendo de su prestigio. Considera la posibilidad de obtener un préstamo, subvención o beca que te ayude a pagarla. Por otro lado, recuerda que en muchos países las mejores facultades son de universidades nacionales, donde la educación es gratuita, aunque la competencia para ingresar es muchísimo más elevada.
5

Haz tu residencia en un hospital. Una vez que te hayas graduado de la facultad de medicina, tendrás que completar un programa de formación pediátrica en un hospital, que suele durar 3 años, antes de que puedas comenzar a ejercer.[8] Durante ese periodo de tiempo, tendrás una formación práctica y desarrollarás habilidades en el tratamiento y manejo de paciente. En el transcurso de esos años, te darán una mayor cantidad de responsabilidades y aprenderás a interactuar correctamente con los pacientes.[9]
  • El programa de capacitación debe ser acreditado por el colegio médico o el ministerio de salud de tu país.[10]
  • Las residencias son la parte más difícil de ser médico. Trabajarás muchas horas (entre 80 y 100 horas por semana) y te pagarán un salario mínimo.[11] Tendrás que dedicar todo tu tiempo a la residencia, tendrás muy poco tiempo para estar con los amigos y la familia.
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